ATENCIÓN: Si eres muy sensible no recomiendo que sigas leyendo.
Sylvia nació el 3 de enero de 1949 en Lebanon, Indiana. Fue una víctima de asesinato, tortura y violación de Indianápolis, Indiana. Su asesinato es conocido como el caso de abuso físico más terrible del estado de Indiana.
Fue torturada hasta la muerte por Gertrude Baniszewski y sus hijos, además de varios jóvenes y niños del vecindario, incluidos algunos de apenas 10 años de edad. Muchos de los vecinos de la familia admitieron haber oído gritos y lamentos en la casa, pero no dieron aviso a la policía ya que no querían entrometerse. Cuando se dio a conocer el caso de Sylvia, Estados Unidos quedó horrorizado.
- Empecemos por el principio...
Sylvia Likens fue la tercera hija de Lester y Bertha Likens. Su familia estaba desestabilizada y era muy difuncional. Las peleas entre sus padres, la escasez de alimentos, las constantes mudanzas por motivos económicos, etc. Además, su hermana menor, Jennifer, había sido diagnosticada con poliomielitis (enfermedad infecciosa que afecta principalmente el sistema nervioso) a los cinco años.
En 1965 Sylvia y su hermana pequeña vivían con su madre en Indianápolis. Sus padres estaban separados sentimentalmente, pero no divorciados.
- La casa Baniszewski.
En junio de 1965, Sylvia y su hermana fueron dejadas al cuidado de una mujer llamada Gertrude Baniszewski, una señora con seis hijos que habían conocido pocos días antes en la iglesia.
Sylvia era una chica callada y agradable, ayudaba fregando los platos y planchando. Su hermana también era muy callada y había nacido con una pierna encogida, que había ido avanzando hasta llegar a poliomielitis. Sus padres, pagaron a Gertrude 20 dólares a la semana por cuidar de las niñas (dinero muy necesario para la mujer), y quedaron convencidos de que sus hijas estaban en buenas manos.
Todo iba bien y las dos hermanas se llevaron bien con los hijos de Baniszewski. Tal vez el primer aviso del posterior crimen fue exactamente después de siete días de su llegada. Los 20 dólares llegaron con un día de retraso. Al ver que el dinero no llegó, Gertrude llevó a Sylvia y a Jennifer al sótano y les dijo: "Bien, perras, he cuidado de ustedes durante una semana por nada. El cheque de su padre no ha llegado". A pesar de que Sylvia intentó explicar que el dinero seguramente se habría retrasado, Baniszewski les ordenó que se inclinaran sobre una cama, se quitaran la falda y la ropa interior y las azotó con una pala. Como Jennifer tenía poliomielitis y era la más pequeña, Sylvia propuso a Gertrude que la castigara a ella en vez de a su hermana. Y accedió.
Después de una semana los padres fueron de visita. Nadie se quejó y se fueron contentos. A partir de entonces, tanto Baniszewski como sus hijos junto con adolescentes del barrio, empezaron a abusar física y psicológicamente de Sylvia. Gertrude no soportaba a las chicas, pero a quien más detestaba era a Sylvia.
- La evolución del abuso.
Sylvia pasaba bastante tiempo en la tienda de alimentos donde trabajaba, y Gertrude le preguntó por qué pasaba tanto tiempo allí. Ella le explicó que había encontrado botellas vacías y que las llevaba a la tienda para ganar unos centavos extra. Como era de esperar Baniszewski no le creyó y la obligó a desnudarse e introducirse una botella de Coca-Cola en la vagina, delante de todos sus hijos y de Jennifer. Este suceso ocurrió dos veces. La primera vez la botella se rompió estando en el interior de la vagina y los cristales rotos le desgarraron las paredes vaginales. Cuando se rompió, todos, menos Jennifer, estallaron en risas y aplausos, mientras Gertrude no paraba de fumar.
También le pegaba a menudo con una paleta de casi un centímetro de espesor hasta cansarse. Cuando ella se cansaba, cedía el derecho a manipular la paleta a su hija mayor, Paula de 18 años. Paula pegaba a Sylvia varias veces al día.
A la hora de cenar, Sylvia generalmente no comía en absoluto, solía observar cómo los demás comían. En muchas ocasiones, su hermana robaba disimuladamente un poco de pan para Sylvia, pero tenía tanto miedo que nunca se atrevió a desafiar a Gertrude.
- Más gente se unió al maltrato.
Un día Sylvia tuvo que quitarle a Paula su traje de educación física, ya que sin él no podía dar la clase de gimnasia. Cuando Gertrude se enteró, mandó a su hija Stephanie, una prostituta, y a su novio, Coy Hubbard, a arrojarla por las escaleras del sótano. Sylvia se dio un fuerte golpe en la cabeza y estuvo inconsciente por casi dos días.
Coy Hubbard, de 15 años, se convirtió en uno de los peores tormetos de Sylvia. Tenía altos conocimientos en judo y disfrutaba lanzando a la chica por el aire. En el sótano, había un colchón viejo, que supuestamentente protegería a Sylvia al caer. Coy por lo general calculaba mal y Sylvia aterrizaba en el suelo de cemento. Todo el mundo reía. Nadie, ni siquiera Jennifer, hizo algo al respecto. De hecho todos, menos Paula, parecían deleitarse con su comportamiento.
El 28 de julio de 1965, Roy Julian, el reverendo, pasó a saludar. Se retiró preocupado por Gertrude, pues en su condición era difícil soportar tantos niños.
La señora Saunder, enfermera de salud pública, llamó. Baniszewski explicó que una de las niñas a su cuidado, Sylvia Likens, era una prostituta que estaba corrompiendo a sus hijos. Saunder, se compadeció, pero nunca volvió a llamar.
Una vez, Sylvia orinó a su cama sin querer. En consecuencia a los castigos de patadas entre las piernas y por el daño perdió en control de su vejiga. Gertrude, enfadada, volvió a introducirle una botella en la vagina. Entonces, decidió que Sylvia no estaba a la altura para dormir arriba con el resto de la familia. Creía que el sótano con el colchón serían suficientemente buenos para ella. Desde entonces, Sylvia sólo se alimentó de una pequeña porción de agua y galletas saladas a la semana. También la torturaron y obligaron a comer sus propios excrementos. Sylvia se desnutrió y se deshidrató.
A veces, los chicos Baniszewski la sumergían en baños excesivamente calientes. Cuando salía, su piel estaba irritada y roja por el calor. Una vez, se desmayó en la bañera y fue sacada por el pelo.
Los forenses no pueden determinar cuando, pero en un momento dado Sylvia dejo de resistirse. Entonces Gertrude le arrancó la ropa y ese fue el estado en el que se quedaría durante el tiempo de vida que le quedaba allí.
A Ricky Hobbs, le había gustado Sylvia desde el momento en que llegó, pero ella le rechazó y empezó a salir con otros chicos, lo que le produjo un gran odio hacia ella. En varias ocasiones, junto a Coy, ataban a Sylvia a una viga de madera del sótano y le daban una gran cantidad de golpes. En una ocasión, Ricky acogotó a Sylvia durante tanto tiempo que todo el mundo pensó que había muerto.
Durante ese período Gertrude contó a todo el mundo que Sylvia era una prostituta, lo que causó que los vecinos tuvieran una mala impresión de ella. Luego la obligó a que escribiera varias cartas donde detallaba escabrosos asuntos sexuales y confesaba que era una prostituta.
Baniszewski dijo además que Sylvia no había hecho más que causar problemas desde su llegada y que era una chica inmanejable, y que justamente por ese motivo la había enviado al Reformatorio de Indiana.
- Nadie habla
La casa de Gertrude se convirtió en el punto de encuentro de muchos chicos y chicas. Cuando vieron que Sylvia soportaba el abuso, ellos también comenzaron a mofarse y a aplicarle castigos físicos. La mordían, besaban, acosaban, intimidaban y hasta abusaban de ella sexualmente. También traían a sus respectivas novias y a amigos, que también se reían de ella.
Frecuentemente los invitados decidían participar en los tormentos a Sylvia. Alguien hizo un dibujo de ella poniéndole cuerpo de mujer y una posición sexual explicita. El dibujo circula por Internet.
Semanas antes de su muerte, Gertrude, con una aguja al rojo vivo, escribió en el abdomen y estómago de Sylvia "Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo" (I'm a prostitute and proud of it). Cuando llevaba media frase se cansó, pero Ricky continuó el trabajo por ella mientras John Baniszewski Jr. le sujetaba los brazos a Sylvia. A mitad de penúltima palabra, la aguja dejó de quemarle la piel, por lo Ricky empezó a hacerle cortes en vez de rozar la aguja en la piel para escribir.
"Qué harás ahora, Sylvia? ¿Qué harás? Ahora ya no podrás mostrarte desnuda ante ningún hombre sin que te vea la marca. Ahora ya nunca podrás casarte. ¿Qué vas a hacer?" El mayor castigo para aquella mujer, parecía ser el no permitir a la chica que se casase, que viviera sola, al igual que Gertrude, para siempre. Esa tarde, Coy pasó por la casa y golpeó a Sylvia en la cabeza con una escoba, dejándola inconsciente.
- El asesinato
Unos días antes de su muerte, ella intentó escaparse. La descubrieron y fue duramente castigada. Su hermana fue obligada a abofetearle la cara hasta que estuviera completamente roja.
El día anterior a la muerte de Sylvia, Paula Baniszewski le pasó sal por todas sus heridas.
A la mañana siguiente, Sylvia estaba casi inconsciente. Tenía moretones, cortes y heridas de todo tipo por todo el cuerpo. Hedía a causa de falta de aseo, las cicatrices de quemaduras resaltaban por toda su piel y hablaba sobre irse con sus padres y alcanzarlos en la feria donde se encontraban. Gertrude la empezó a mojar con la manguera del jardín, que fue llevada hasta el sótano. Todo el mundo rió mientras el agua salpicaba sobre el demacrado cuerpo. Ella no se movió. No pudo hacerlo.
Ricky llamó a la policía con la esperanza de que le practicaran primeros auxilios y resucitara milagrosamente, quedando ellos como héroes, y que todo estaría bien. Al ver el cuerpo, los oficiales y médicos declararon que el de Sylvia Likens era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del estado de Indiana.
Sylvia Likens murió por hemorragia cerebral. shock y desnutrición.
En el, los adolescentes y niños del barrio aceptaron su culpabilidad y detallaron los castigos a los que habían sometido a Sylvia.
Gertrude Baniszewski intentó liberarse de la cárcel cargando toda la culpa en sus hijos y adolescentes del barrio, aludiendo que ella no sabía nada de lo que ocurría en el sótano, pero todos los niños y adolescentes la culparon. Jennifer Likens declaró lo mismo.
La mayoría de las personas que fueron invitadas a ver cómo torturaban a Sylvia terminaban maltratándola también, y ellos parecían disfrutar con los gritos de dolor.
En el momento del juicio, el fiscal les pregunto el por qué de su actitud, por qué maltrataban también a Likens, por qué no hicieron nada para ayudarla. Todos contestaron lo mismo "No lo sé, señor".
Ninguno de ellos supo justificar su propia actitud.
Estas fueron las condenas correspondientes:
- Gertrude Baniszewski. Fue declarada culpable de asesinato en primer grado y sentenciada a cadena perpetua. Se la recluyó en la Prisión de Mujeres de Indiana. Obtuvo la libertad condicional el 4 de diciembre de 1985, luego de estar veinte años en prisión. Poco antes de morir en 1990, aceptó su culpabilidad.
- Paula Baniszewski. Fue declarada culpable de asesinato en segundo grado y sentenciada a cadena perpetua. Obtuvo la libertad condicional el 23 de febrero de 1973, luego de servir siete años en prisión. Tuvo una hija en ese mismo año y la llamó Gertrude.
- Coy Hubbard. Fue declarado culpable por homicidio premeditado y sentenciado a 21 años de prisión. Se convirtió en delincuente y volvó a la cárcel con frecuencia.
- Richard Hobbs. Fue declarado culpable por homicidio involuntario y sentenciado a 21 años de prisión. Murió por cáncer pulmonar a los 20 años.
- John Baniszewski Jr. A pesar de tener trece años de edad fue sentenciado a cumplir 21 años de cárcel. Fue el preso más joven del reformatorio de la historia de ese estado. Al finalizar su condena, se convirtió en pastor laico, para contar su historia.
Bien, eso es todo por hoy. Dejadme saber vuestras opiniones en los comentarios, por Twitter, o por el apartado "Contacta conmigo!" en el blog.
que hecho tan terrible y triste. vi la pelicula, la realidad superó a la ficción.
ResponderEliminarsaludos
que hecho tan terrible y triste. vi la pelicula, la realidad superó a la ficción.
ResponderEliminarsaludos
espero que ardais en el infierno
ResponderEliminarSuena Espantoso
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